Lazos de Alma

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lunes, 5 de noviembre de 2012

UTOPÍA

Corría el año dos mil, cuando comencé a estudiar el desarrollo de la conducta resiliente, y en esa búsqueda me topé con un maestro, Eduardo Galeano, que expresa con maestría el concepto que encierra la resiliencia.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los tamaños. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos no alumbran ni queman, pero otros arden con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear y quien se acerca se enciende.
Se refiere ahí el autor a dos líneas maestras de la teoría de la resiliencia:
  1. La idea de luminosidad: La resiliencia se edifica desde la zona luminosa del ser, desde sus fortalezas, asumiendo la potencialidad de cada individuo para desarrollarse.
     
  2. La idea de la diversidad, de la diferencia. La teoría de la resiliencia cobra significado a partir de las diferentes reacciones ante las circunstancias adversas: mientras algunas personas sucumben a dichas circunstancias, evidenciando desequilibrio y trastornos a diversos niveles, otras se desarrollan exitosamente a pesar de ello.
Hoy, una buena amiga me lo recordó en un vídeo en el que Galeano recuerda a su amigo, el cineasta argentino Fernando Birri, que habla de "cumplir los sueños y de soñar un sueño nuevo" y que responde cuando se le pregunta que "la utopía sirve para caminar, pues, está en el horizonte y no se deja atrapar".

Merece la pena escuchar a Galeano hablar de la utopía: "otro mundo posible".