Lazos de Alma

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lunes, 12 de noviembre de 2012

¡NO ME JUZGUES!

En línea con la idea de pensar diferente a la corriente actual de "lucha sin cuartel" está aquello de "calzarse los zapatos del otro" y, al menos, no intervenir de oídas.

Ya sabemos que "a río revuelto ganancia de pescadores". Y sabemos también que hoy resulta gratuito volcar en los medios de comunicación noticias cuya información es manipulada con ánimo de arrimar "el ascua a tu sardina".

Por ello, me parece relevante hacer hincapié en aprender a mantener una actitud reflexiva como respuesta a los impulsos controlados por la amígdala que, ante una amenaza nos ayuda a seguir vivos al evitar situaciones, personas u objetos que ponen en peligro nuestra vida: J. Feinstein, uno de los autores del estudio e investigador de la Universidad de Iowa (EE UU).

Algo está sucediendo en nuestra manera impulsiva de reaccionar ante noticias que corren por ahí, y que viene a indicarnos los temores que no somos capaces de controlar, que nos dominan y que ponen obstáculos en los que tropezamos una y otra vez.

Con esto cuentan quienes enarbolan banderas de cambio sin que medie  expresión emocional alguna -más bien, prima la conducta violenta en sus distintas manifestaciones-; se apela así a sentimientos en forma de "rebusque": una forma de relegar las emociones auténticas para salir del brete de tener que expresar y sentir lo que de verdad sentimos. Con esta conducta nuestra vida se empobrece porque se empobrece su sentido.

No podemos juzgar a persona  alguna porque, aunque llegásemos a calzarnos sus zapatos, nuestra capacidad es limitada a la hora de saber lo que pasa por su mente.

Sin embargo, en los medios de comunicación, asistimos diariamente a juicios de valor sobre las personas que se consideran noticia. Sin ir más lejos, hemos escuchado, leído, visto, comentado...un triste hecho: el suicidio de una mujer que perdía su piso con el que había avalado a su hermano sin conocimiento del marido.

Este triste suceso se presenta en los medios como un desahucio, y de esta forma se pone a la ciudadanía en ocasión de expresar su rabia e impotencia utilizando a una persona que sesga su vida por causas que desconocemos.

La carencia de respeto hacia la persona se palpa en noticias como esta que pueblan el quehacer diario de la gente que piensa como individuo.

Estamos cayendo en lo más bajo: la manipulación desde la cultura del todo vale. Y todo vale porque, y sobre todo, la llamada inteligencia humana hay que ponerla en cuarentena.