Lazos de Alma

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martes, 22 de octubre de 2013

A LA RECÍPROCA

A la inversa. De adulto a niño... Alzheimer: un reto al cariño.

Cuando uno mantiene en brazos a sus hijos, no tiene el porqué pensar que algún día pueda necesitar el cuidado de quienes fueron su ocupación y preocupación durante los años en que su mente los reconocía como tales.
Los científicos hablan del siglo XXI como un periodo en el que se van a desarrollar nuevos trabajos que permitirán conocer mejor lo que pasa en nuestro cerebro.

De momento nos quedamos con historias como la que se muestra en el vídeo. Es un relato de amor.

En esto del cuidado y la atención debidas, algunas personas lo realizan con una dedicación especial y otros lo mantienen a distancia, en residencias, por motivos varios.

No se trata de juzgar sino de comprender. De querer. De sentir el afecto de ese ser que no controla, que no puede ya expresarse, pero que reconoce, por ejemplo, su mano al piano.

Lo es. Es un hecho real que la abuelita reconocía su mano al piano. Deslizaba sus dedos con cuidado por el teclado. La ternura invadía a la familia que en esos momentos sentía la fuerza, el empuje de esta mujer que había vivido la condena a muerte de su marido, en la guerra civil española, por ser italiano y vivir en la Valencia republicana. De ello habla el libro "Enterrar a los muertos" de Ignacio Martínez de Pisón (2005, editorial Seix Barral).

Traigo hoy a la memoria de aquellos que estén atendiendo a sus mayores, el recuerdo de su infancia, de su juventud; como se puede ver en el vídeo. Lo que llama vivamente mi atención es la complicidad del hijo-adulto con el padre-niño, y cómo se da inicialmente entre el padre-adulto y el hijo-niño.


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