Lazos de Alma

Páginas

martes, 16 de octubre de 2012

EL GRAN ENEMIGO DEL CONOCIMIENTO

Hay personas que irradian luz y otras que la tapan, en función de cómo se halle su conciencia.

Por lucir vanidades una conciencia ególatra es capaz de alejar la luz que a su lado irradiaba; se empecina en taparla y así brillar con luz propia. De esta forma se crea el marco del lienzo donde plasmar una singular obra de arte descrita magníficamente por Stephen Hawking:
El gran enemigo del conocimiento no es la ignorancia, es la ilusión del conocimiento.
Como siempre, la persona sabia es certera en sus aseveraciones. Efectivamente, el gran enemigo del conocimiento es el individualismo inoperante.

En un país como el nuestro, que andamos a la cola en formación, demasiada gente se dedica a exponer unas ideas pedagógicas de antaño (años setenta, ochenta) como recetas educativas en una sociedad donde la mochila del menor se carga también en la Red.

Quienes nos dedicamos a entrar en foros de debates educativos y lo que pretendemos es formar en competencias, no podemos plantearnos iluminar nuestras acciones (actividades) desde un desconocimiento profundo del significado actual de una sociedad del conocimiento.

Hablar de evaluación de las competencias sin dominar el proceso de una matriz de una bitácora, o la creación de un porfolio educativo y, lo que es peor, "sin haber tocado aula" son propuestas que no pueden darse sin el más mínimo pudor como se están viendo en programas para cursos a docentes por ponentes sin formación en competencias TIC, y de aula nada de nada.

Tras esta breve exposición, se puede comprender la relevancia de los equipos de trabajo; aquel que trabaja solo (como el sabelotodo Juan Palomo yo me lo guiso yo me lo como), llega con facilidad al Principio de Peter, El nivel de incompetencia.

La persona que no forma equipo pierde en humildad y objetividad; comienza a pensar que tiene todas las respuestas y pierde la perspectiva al pensar que no necesita a los demás. 

Como sentencia Confucio:
La verdadera humildad consiste en saber que uno sabe lo que sabe y que no sabe lo que no sabe.

Cierto es que lo que uno no sabe puede otro completarlo si se lo pide. Ahí está la gracia del compartir: SE APRENDE, SIEMPRE SE APRENDE AL COMPARTIR.


A título informativo, dejo el enlace a un Master en la enseñanza de competencias, que viene a confirmar la idea de que el ponente ha de ser experto por fomación adadémica tanto como por su actividad profesional.