Lazos de Alma

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sábado, 8 de septiembre de 2012

CUANDO SUENA EL ALMA...

Ayer, conversando con un joven amigo que ha pasado las vacaciones familiares en la Toscana, de hotel en hotel bajando y subiendo de los aviones con su mujer y sus dos hijos de corta edad, me decía él que, con lo poco que le gusta eso de hacer fotos ni vídeos, se da cuenta de que si no se toman algunas instantáneas de lo que estás viviendo, luego, no tienes un referente sobre el que asentar tus recuerdos.

¡Inceríble! Le dije. Hace nada que escribí yo sobre ese asunto en el blog.

Indudablemente, la conexión emocional se da con independencia de la edad que se tenga. Tal como acuño en una frase al inicio de la novela Escalerita al cielo, "Cuando el alma suena la edad no importa".

Pues bien, con los pequeños pasa algo similar cuando están pendientes de lo que dicen y hacen quienes comparten con ellos tiempo y vida. Van creando las imágenes en su memoria ésas que necesitará para convivir y salir adelante.

Hace unas décadas, las profesoras de párvulos decían conocer el comportamiento familiar a través de la actitud de los pequeños. Hoy, cuando los niños pasan casi más horas en manos externas, el comportamiento familiar sigue siendo un referente para los pequeños. Aunque también en buena medida las imágenes en convivencia con los compañeros y los maestros, y las que observa en los medios audiovisuales dejan huella en su memoria.

Establecer vínculos afectivos es un asunto familiar de primer orden. El cuidado de los pequeños no consiste en buscarle un buen colegio, que también; la atención al crecimiento emocional es una tarea de los padres, y que no termina sino que cambia según va creciendo el hijo.

Aquellas palabras de Jesús "hacerse niño para entrar en el Reino de los cielos" no tienen fecha de caducidad: la flexibilidad, la capacidad de aprender, la ilusión permanente,...son algunas de las actitudes que conforman la identidad de una persona que sigue en proceso de crecimiento siempre.

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