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domingo, 27 de noviembre de 2011

TUTORÍAS ACTIVAS

Hace tiempo, escribi para La Revista del CDL (Colegio de Licenciados de Valencia y Castellón) el artículo que sigue.

Realizar una tutoría personal con los padres de un alumno(a), es una tarea compleja para cualquier docente que haya de intervenir en este proceso de comunicación. Por ello, una ayuda es siempre bienvenida.
Las Tutorías Activas -he dejado material en la página 'Temas'- tienen como objeto implicar al profesorado, a los alumnos y a los padres de modo que el tutor(a) escolar actúe como mediador del proceso de comunicación familia-escuela.
Para lograrlo, se establece un método de registro en el que se identifican las actividades a realizar por cada agente nombrado, y se determinan aquellos rasgos relacionados con la construcción de una conducta resiliente que vamos a potenciar.
Este método permite realizar unas tutorías acogedoras y  profesionales; y constituye una herramienta de mejora en el proceso de gestión de la calidad en un centro educativo.

Hablamos del equilibrio que hay que mantener para lograr que, en medio del batiburrillo de temperamentos y caracteres, cada alumno logre desarrollar sus capacidades.
La idea es que, del mismo modo que contamos con un documento que acredita las calificaciones obtenidas, un nuevo registro muestre los logros personales en cuanto a la inteligencia emocional y social se refiere. Así, cuando un alumno pase de curso, se tendrá conocimiento de unos rasgos de conducta relevantes en la educación integral de los jóvenes que hasta la fecha no constan.
¿Qué tutor no se ha encontrado con unos padres que se obstinan en pensar y decir que su hijo se comporta en la escuela como a ellos les gustaría que fuese?
Somos conscientes de que, lograr que el padre y la madre acudan a la cita con el tutor, supone todo un reto. Que entren con una idea subjetiva sobre el comportamiento del hijo y salgan de la tutoría con un planteamiento de trabajo conjunto, es para nota. Y, que sigan el plan objetivamente trazado, merece una medalla para todos los implicados en el proceso.
Este método cobra sentido en cualquier momento, y todavía mucho más cuando “pasar de curso” con asignaturas pendientes no causa problema alguno. Y no es que una nota importe en sí misma, lo relevante es conocer por qué se obtiene.
Los padres han de saber que las correcciones del maestro, en cuanto a la conducta del chico se refieren, son imprescindibles para su crecimiento emocional; y que este influye en su aprendizaje cognitivo.
La educación escolar tiene un cometido especial: establecer vínculos afectivos que permitan a los alumnos el desarrollo de la inteligencia emocional y social necesario en el proceso cognitivo.
Se trata de una tarea motivada en parte por la casuística educativa familiar y social que vienen experimentando desde su infancia los jóvenes de hoy. En un breve análisis, se tiene:

El avance tecnológico en los sistemas de comunicación audiovisuales ha experimentado un desarrollo espectacular, en una coyuntura de bonanza económica que los hace omnipresentes; y van a su aire.
La comunicación educativa padres-hijos se viene aparcando en tierra de nadie -Internet- o, en el mejor de los casos, se cede a los abuelos; y ahí permanece.

El Gobierno de turno, encargado de establecer el Sistema Educativo, se empeña en proclamar una enseñanza a la carta donde intervienen todos menos el que sirve (el profesional); a los docentes se les deja sin posibilidad de maniobra educativa, aunque no escatimen en esfuerzos por lograr una enseñanza de calidad.
Las exigencias de los padres se incrementan exponencialmente, tanto más cuanto menos intervengan ellos mismos en la educación del hijo; ven al profesorado como cuidadores ligados a la oferta y demanda.
De alguna forma, la calle recoge los frutos del sistema educativo en boga: mientras en la escuela se experimenta con aquello de “prohibido prohibir” se decretan normativas para controlar el ruido o fumar, circular, etc., a sabiendas de que esto no es la panacea.
De hecho, algunos siguen pensando que las normas están para saltárselas si no te ven, claro está; y los más jóvenes viven en su república independiente, así pues, qué no les vengan con normas.
Quizá PITÁGORAS dio en el clavo cuando afirmó: <<Educar a los niños para no tener que castigar al adulto>>.
¡Bienvenida sea esa propuesta!

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