Continuando con el asunto de las imágenes, de su valor en la transmisión de conceptos, enlazo un vídeo que, sin necesidad de hablar chino, nos transmite un mensaje de superación que da qué pensar.
Al ver las imágenes, y cercana como está la cena navideña de matrimonios de la parroquia, mis recuerdos de los inicios del grupo hace treinta años cobran vida por una mujer muy especial para mí.
Su historia de superación viene de cuando tenía 17 años, y le diagnosticaron Esclerosis múltiple. Ella es alemana, y allí vivía entonces con su familia. Con empuje y determinación, decidió estudiar Fisioterapia con objeto de conocer la forma de preservar y potenciar la musculatura que por herencia genética se iba a deteriorar por momentos.
Cuando la conocí teníamos poco más de treinta años. Nos hicimos amigas, tanto es así que, cuando tomó la decisión de bautizarse, pues, era protestante y su marido católico, fuimos sus padrinos mi marido y yo.
Su valentía le llevó a dar a luz a su segundo hijo con riesgo de muerte para ella. Toda su vida es una historia de superación sin aspavientos. La recuerdo en mi casa tomándose un café mientras yo pelaba patatas para la comida; y allí sentada, con sus muletas al lado, me miraba y decía: "No me extraña que te duela el cuello y los hombros; para pelar patatas tan solo tienes que mover la muñeca y tú te dedicas a malgastar tu musculatura tensionándola".
¡Jamás olvidaré sus palabras!
Le auguraban los facultativos que iría en silla de ruedas desde que yo la conocí. Y me consta que gracias a su tesón eso no ha sucedido hasta hace bien poco, unos cinco años. Tiene ya sesenta y juega feliz con sus nietos.
Mañana, si Dios quiere, nos reuniremos en la parroquia y disfrutaremos de sus tartas de chocolate que están para chuparse los dedos.
Eso sí, la familia (extensa y amistades) juega un papel muy importante en la vida de cualquier persona.
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