Lazos de Alma

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viernes, 8 de noviembre de 2013

LA AMISTAD NO SE EXIGE NI MUCHO MENOS SE IMPLORA

La exclusión no se vence agachando la cabeza.

Hoy, con permiso de la autora, comparto una carta en la que Meles nos ofrece al desnudo una realidad que vive en primera persona. Me he permitido resaltar algunas de las ideas que ella propone y que considero claves emocionales en su misiva. Confío en que los lectores participen y dejen sus opiniones.

Esta reflexión va dirigida a todas las personas que hemos sufrido, que sufrimos a diario exclusión social.

Todos nos vemos sometidos a situaciones en la que debido a la incomprensión, todo se enmaraña, se tuerce y resultamos generalmente solos y heridos.
Siempre queremos ser aceptados, invitados, escuchados. Sabemos tristemente que ninguno de estos tres verbos se conjugan de forma afirmativa en nuestras vidas.
Desde la experiencia os puedo decir que LA AMISTAD no se exige ni mucho menos se implora.
Tantas veces somos los que pedimos perdón, tantas veces nos vamos a la cama con el nudo en la garganta, tantas veces esperamos que suene el teléfono con una invitación que casi nunca llega...
Mientras intentamos que la sociedad cambie, trabajo titánico y cada vez más utópico, intentemos cambiar un poco nosotros.
Apoyémonos y ayudémonos dentro de nuestro colectivo, no estamos solos. Lo que hemos comenzado a hacer un pequeño grupo de personas es evitar estos mundos de soledades y marginación a los que otros nos han condenado.
Si un niño o un adulto Asperger encuentra UN AMIGO, habrá valido la pena toda la lucha.
Necesitamos contar los unos con los otros de una forma verdadera, auténtica, constante. Pertenecemos a un colectivo exclusivo, no excluido ni excluyente, con unas características especiales. El "disfraz" social, es necesario y debemos enseñar a los nuestros que aprender habilidades, saber utilizar estrategias sociales a fin de evitar la marginación es uno de los deberes que debemos proponernos con el fin de evitar sufrimientos y lograr una aceptación dentro de la sociedad.
Tenemos mucho que ofrecer para que este mundo sea mejor, pero jamás olvidemos que primero debemos respetarnos y hacernos respetar.
Yo particularmente, me he pasado la vida fingiendo, suplicando, pagando unos precios muy altos por unos resultados muy pobres o muy frustrantes.
Hace poco mi hijo fue "des-invitado” de una pequeña fiesta; los padres para colmo justificaban la actitud atroz de su hijo con falsas e ineficaces excusas, explicándome las razones del  "malentendido" y, sin embargo, jamás en sus mensajes hubo una pregunta fundamental: ¿QUÉ TAL ESTÁ RAFAEL?
¿Cómo nos quedamos al no ser incluidos en este u otro evento por muy trivial que sea?
Por favor. No toméis este episodio triste como una narración puntual sobre mi vida, consideradlo como algo típico y demasiado frecuente en nuestras estigmatizadas vidas.
Siempre hay una excusa para lavar conciencias, siempre hay un motivo para NO ACTUAR BIEN. Así pues solo podremos ser quienes somos si estamos unidos, si encontramos amor y respeto dentro de nosotros. Solidaridad, generosidad… Deberían empezar con un aquí y ahora.
No pongamos nosotros excusas para no implicarnos con los demás: claro que todos tenemos quehaceres, claro que nadie tiene tiempo, claro que lo pasamos mal y con la cruz que cada uno llevamos ya tenemos bastante. Sin embargo, si andamos solos, solos nos quedaremos.
Más que nunca adelante, vale la pena, es por los nuestros.
Muchas gracias a todos los que habéis dicho SÍ. Últimamente he tenido la buena fortuna de conocer a buenas personas muy inteligentes que saben del querer y del luchar.

Un fuerte abrazo, Meles

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