Lazos de Alma

Páginas

miércoles, 12 de septiembre de 2012

VUELVE A CASA

Cada familia es un mundo, pero la parábola del hijo pródigo sigue ofreciendo dos mil años después una imagen real del amor que todo lo puede.

No es sencillo el perdón. Y cuando dos vanidades se enfrentan el resultado de la contienda va a depender del amor que se profesen y que sean capaces de demostrarse el uno al otro.

De cerca o de lejos le puede tocar a uno verse implicado en historias como la de la parábola. Desde luego, nadie dice que aquello del vínculo familiar se pueda mantener así sin más. Cada persona tiene su capacidad de reflexión y de recuerdo. También a veces los problemas surgen cuando te estás enfrentando al propio deterioro cognitivo. Todo ello forma parte de la vida; aunque el pedir ayuda nace de uno mismo.

Volver a casa, que regrese al hogar el hijo descarriado, con lo que eso conlleva, es uno de los temores que surgen de manera legítima. Y ahí es donde comienza, o no, la grandeza del amor. No hay que hablar de amor incondicional porque, la firmeza en los límites que requiere una acogida positiva, puede dar lugar a equívoco.

En nuestra sociedad, el esconder los más íntimos sentimientos ha sido y es uno de los principales focos de huida hacia delante. Y dar marcha atrás sabemos que no es posible. Aún así la propia tensión hace que algunos salgan de su infierno ayudados del alcohol, las drogas o el juego.

¿Cómo volver a una realidad que no ha sido?: volviendo a casa; hay que decirles. Me consta que esta recomendación no es viable para algunos, demasiados, por la propia idiosincrasia familiar que huye de los problemas.

Hay que dar apoyo a las familias y a los hijos en busca de sí mismos. Y en esa línea se enmarca el vídeo VUELVE A CASA. Si me lees no dejes de pasar estas imágenes que hablan del vínculo que no hemos de perder: el perdón.


No hay comentarios: