Escribía ayer sobre el libro de Popper "Las sociedades abiertas y sus enemigos". Quienes me siguen, conocen bien mi compromiso, casi una aventura, por hacer que las familias lean, ¡de todo!
Hoy, trasteando en la Red, encuentro un artículo en el que se propone este libro como lectura recomendada, en el año 2004. Lo hace, María Carmona de la Fundación Proyecto Padres (Argentina). Una magnífica idea ésta, la de que los padres se formen leyendo. ¡Es tan sencillo deformar!
El porqué de nuestra situación actual forma parte de cómo hemos valorado la educación en tiempos de bonanza.
Puedo hablar en primera persona de lo que hoy se evidencia entre el profesorado universitario de nuestra ciudad (Valencia). Y puedo hacerlo porque asisto a las clases que los jóvenes de primero de carrera (Filosofía y Humanidades) reciben.
Puede que algunos alumnos comenten en casa lo que escuchan ahí. Otros, quizá, pasen de comunicar nada. Por mi parte, algunos hechos quiero hacerlos públicos por el contravalor que conllevan.
La educación lo es todo para un pueblo que quiera progresar. Pero, ¿qué sabemos de quienes se supone imparten la docencia, y de los valores que promueven?
Sin ir más lejos, ayer me quedé estupefacta cuando un profesor, quejoso de todo, en su presentación de la asignatura, derivó sus reivindicaciones a los alumnos. "Que esto no se sepa, ¡claro!": dijo él. Y tras una pérdida de tiempo (del tiempo que decía no tener para la asignatura), mirando el reloj insistentemente, interpelado por los alumnos sobre la bibliografía de la asignatura esgrimió que uno de los libros interesantes no se podía adquirir porque estaba agotado, pero que lo tenían en la biblioteca. Y en un alarde de convertirse en el profe-colega, comentó que él podía fotocopiar el libro y luego los alumnos hacer copias de la copia, y así soslayar el tema de la propiedad intelectual (cito textualmente). ¡UN CROMO DE PROFESOR!
¿Alguien se extraña de cómo hemos llegado donde estamos? Lo que no sé yo es adonde llegaremos de seguir con el ENEMIGO EN CASA.