UNIVERSIDAD Y HUMANIDAD

«La educación superior debe tener por meta crear una comunidad de personas que desarrollen el pensamiento crítico, que busquen la verdad más allá de las barreras de clase, género y nacionalidad, que respeten la diversidad y la humanidad de otros». Eso creían Sócrates y Séneca

De ello nos habla Martha C. Nussbaum (Nueva York, 1947), en su libro El cultivo de la humanidad (Paidós, 2012). Nussbaum es una de las filósofas contemporáneas internacionalmente reconocida. Su actividad se centra, básicamente, en cuatro ámbitos: la recuperación de la ética antigua y su valor en nuestros días; el estudio de las emociones; la teoría de la justicia y sus implicaciones en el mundo de hoy y, la teoría feminista y la superación de las desigualdades por cuestiones de sexo, raza o procedencia social.

Es miembro del Comité de Estudios de Sudasiáticos. Ocupa la cátedra de Derecho y Ética en el Departamento de Filosofía de la Facultad de Derecho y la Divinity School de la Universidad de Chicago. Se ha especializado en temas de la Antigua Grecia, filosofía romana, filosofía política y ética.

Hoy, en nuestro país andamos trasteando en busca de un equilibrio entre gastos e ingresos. Y, en ese pozo pecuniario que parece no tener fondo, olvidamos que hemos dejado en el olvido algunas cuestiones educativas que echamos a faltar cuando nos falla el apoyo de pies de barro. Hemos obviado el cultivo de la humanidad.

Olvidamos mostrar las bondades de conocerse y reconocernos.

Olvidamos que, aunque no podamos solventar los problemas de otros, somos imagen de conductas y como tal educamos, sí o sí.

Olvidamos comprender los problemas para valorar las posibilidades de mejora personal que nos plantean.

Olvidamos la autocrítica y practicamos la crítica destructiva.

Olvidamos...encontrar la alegría en el fondo de todas las cosas.