Llevo unos días esperando a que el grupo de mujeres 'progresistas' se pronuncien ante el hecho de que el ahora y siempre mediático abogado Garzón, antes juez estrella, defienda a un personaje reclamado en un país por delitos cometidos contra las mujeres. El nuevo cliente de Garzón está también acusado de una minucia: desvelar secretos de Estado.
Ante situaciones como ésta, me hago una pregunta:
¿Cuál sería la respuesta callejera de quienes se arrogan el apelativo de 'progresistas' si no fuera el nuevo abogado estrella el defensor de un acusado de delitos contra la mujer?
Es lo que tiene la libertad de no atarte a partidos, grupos, sectas, organizaciones, sindicatos... Desde luego, no estás en las alturas de ningún puesto organizativo y estás expuesto a quedarte en la estacada. Pero tienes aquello que debate la Filosofía: la libertad de tomar partido.
La elección se realiza en plenitud cuando puedes mirar y ver desde la barrera. El decir sí o no a algo en concreto, es tanto más difícil cuanto más implicado estés en el asunto. Eso lo sabemos todos. Ahora bien, la desafección forma parte de la inteligencia humana capaz de discernir entre el bien y el mal. Aunque ello esté determinado por las nomas que las comunidades se den para convivir.
Y es ahí donde falla a mi juicio, visto desde la barrera, ese asunto del que hablo aquí.
¿Nos hemos dado los seres humanos que poblamos el Planeta las mismas normas para la convivencia? Me parece que no.
El fariseísmo y la falacia están servidos.
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