«¡Me
identifico con trapo!, de bayeta nada de nada.»
Tras el
encuentro del pasado 13 de agosto en la Biblioteca Municipal de Sada, la gente
que ya ha leído Escalerita al cielo
me comenta sus inquietudes; cierto es que no lo hacen en el blog; sigue
gustando el contacto directo, sin duda, la cercanía personal propicia el
compartir opiniones.
Me
resulta curioso el comprobar que el tema del trapo y la bayeta llegue
al público como lo está haciendo. La calidez en los mensajes que escucho me
hacen sentir que lo que se cuenta en la novela es tal y como lo habíamos
pensado al escribirla: COMO LA VIDA MISMA.
También
la gente me dice en la calle que lloran y ríen al evocar el recuerdo de
aquellos que se han ido para siempre o a los que tienen viviendo fuera. Expresan
que les parece estar viendo a sus abuelos y abuelas, y que recuerdan los
pequeños detalles que vivieron junto a ellos y eso les hace sentirse bien.
Supongo que quienes prefieran no revivir sus vivencias infantiles tendrán
opiniones distintas, pero aún no me han llegado. El pasaje que habla de la
inocencia, NUNCA DIGAS LA VERDAD, gusta también por su claridad en cuanto a la
hipocresía se refiere.
De los
poemas ―según me cuentan, los leen en la playa junto a los vecinos toalleros y
así comparten su inquietudes―, hasta el momento son tres los comentados: el que
relata el sueño de nacer, EN EL ÚTERO, el de AL HIJO, que deja un mensaje de
esperanza, y el nombrado VIGILIA, que recoge la rabia e impotencia de la espera.
Me gustó escuchar que los poemas pueden servir para lograr que ese género
literario resulte claro y ameno, y pueda acercar a los pequeños y a los jóvenes
a expresarse con libertad al comprender que la poesía no es exclusiva.
El tema
de la conducta resiliente, su significado en la vida personal y profesional,
tiene entre el público comentarios interesantes. Dicen sentirse incluso más
creativos cuando se desubican; que, precisamente, la propia descolocación
activa su mente que recalcula la manera de adaptarse y continuar camino. Para
otros, la arquitectura web (reciente asignatura pendiente para una gran
mayoría), implica el reto de crecerse ante las dificultades.
Otros
comentarios apuntan a que, se dice tanto en tan breve exposición que gusta
releer pasajes y subrayar frases para recordarlas y hacer propios los sentimientos
de esperanza, ternura ―sin ñoñería, dicen―,
alegría y dulzura que se palpan en la novela.
Nada
gusta tanto como el sentirse comprendido. Y al escuchar que aquello escribes
porque bulle en tu mente y deseas compartir se percibe con claridad, te empuja
a seguir en ello.
Enlace a fotos del evento.
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