Los que hoy nacen, aquellos que están iniciando su andadura terrestre, que no pedestre, vienen a un mundo sorprendente por lo que a la nanotecnología se refiere.
Me gusta el grafeno, y me gusta porque es carbono y la química del carbono es la nuestra: la vida. Parecía que la vida artificial, la tecnología, dependiese de la química del silicio. Y no. El carbono sigue desbancando a cualquier otro elemento que quiera usurparle el podio.
Sus características memorables son la flexibilidad y la resistencia: ¿nos suena? Es como aquello de "el vínculo emocional y la firmeza en los límites".
La enseñanza que uno puede extraer de la ciencia y los científicos es que nada es para siempre, que lo que uno aprende muda al instante y que es en el compartir donde reside el aprendizaje: el del sabio que reconoce que no sabe nada.
La última noticia sobre el grafeno es que puede autorrepararse.
Éste es el mundo en el que se mueven nuestros menores ¿y el tuyo, educador, cuál es?
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