Al intentar equilibrar la desequilibrada balanza de fortaleza en la moneda única, en el estado de bienestar creciente, en la moral del subjetivismo disfrazado de colectivo social..., no me gustaría caer en la demagogia que se palpa en el ambiente.
Unos y otros van dejando entrever en sus e-mails, en las noticias, ese malestar que sacude a la sociedad española tras los años durmientes (como la bella) de 'lucha' sindical: novia de los gobiernos que la alimentaban para engordarla y así seguir haciendo a placer.
Los hay que desean ver sus ideas plasmadas en leyes; están también aquellos que deciden que sus derechos son 'intocables', y que sus obligaciones son harina de otro costal.
Están, como no, quienes se sienten garantes del Estado.
Y, en la calle, las imágenes dan para esto...¡un poco tarde!, ¿no?
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