Cansados nos tienen la noticias de tanto despilfarro; y no me refiero únicamente al dinero gastado a manos llenas; pienso también en las horas y horas de trabajo improductivo.
Estoy de acuerdo en ponerle el cascabel al gato: ya sean funcionarios como empleados por cuenta ajena, todos hemos de cambiar nuestra manera de comportarnos.
Y uno de los cambios para empezar es el de colocar en su sitio a la ambición.
La ambición es el ego elevado a la enésima potencia social. Por ella se pierden amigos, compañeros, familia,... se traicionan ideales, compromisos, promesas,... se altera la realidad a gusto propio, todo ello, por alcanzar una posición que se delira merecida.
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