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martes, 18 de febrero de 2014

BLA, BLA, BLA...

Hace unos días, un compañero de curso, médico él, decidido a "poner orden", pues, la universidad requiere rigor -fueron sus palabras-. Intervino con el beneplácito del profesor de la asignatura.

Según le parecía, las intervenciones de algunos compañeros (entre los que me hallo) sobre la determinación del sexo en el feto y la herencia vía femenina del ADN mitocondrial, eran conversaciones de café que había que aclarar porque no estaban a la altura de la universidad.

En su discurso aclaratorio, vino a decir que el sexo queda determinado por la "famosa" construcción "XX" mujer, "XY" varón, y no hay más que hablar. Del tema "mitocondrias" la cosa es también sencilla, es el motor de la célula, y ¡ya!

Su intervención fue un verdadero ejercicio de incoherencia, pues, la pretendida altura universitaria, con la escusa de no utilizar un lenguaje científico, quedó a la altura del betún.

Siempre viene bien contar con este tipo de compañeros porque te hacen reavivar la arteria pedagógica que sigue viva. ¡Va por él!

No lo digo yo, lo avala la Ciencia.



Una de las fuentes de información como docente y estudiosa del tema que leo regularmente (recuerdo mi trabajo final de carrera "La mejora genética en la cría de cerdos), son las publicaciones recogidas en Dialnet.

Dejo una breve selección sobre las investigaciones del ADN mitocondrial.






Recordando cómo se retomaron los estudios de las mitocondrias...

En la década de los años ochenta del pasado siglo, la científica estadounidense Lynn Margulis, y su equipo, recuperó una antigua hipótesis, reformulándola como teoría endosimbiótica. Según esta versión actualizada…
Hace unos 1.500 millones de años, una célula procariota capaz de obtener energía de los nutrientes orgánicos empleando el oxígeno molecular como oxidante, se fusionó en un momento de la evolución con otra célula procariota, o eucariota primitiva, al ser fagocitada sin ser inmediatamente digerida, un fenómeno frecuentemente observado.


De esta manera se produjo una simbiosis permanente entre ambos tipos de seres: la procariota fagocitada proporcionaba energía, especialmente en forma de ATP y la célula hospedadora ofrecía un medio estable y rico en nutrientes a la otra. Este mutuo beneficio hizo que la célula invasora llegara a formar parte del organismo mayor, acabando por convertirse en parte de ella: la mitocondria.

El tema "XX" "XY" tendrá su correspondiente aclaración, también por otro de los compañeros -Físico él- que, según nuestro médico, no sabía de lo que hablaba.

Inicio así una sección de artículos que titulo: Bla, bla, bla.

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