¡LLEGA EL FIN DE SEMANA!

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Ayer en el programa "El Hormiguero" un Tom Hanks exultante abría el melón de los horarios españoles; con gracia y desparpajo se apuntaba a la 'fiestuqui' española de cenas a partir de las 22 horas y posterior 'marcha' de copas. ¿Y a qué hora se levanta uno a trabajar? -se preguntaba él, y se contestaba-: ¿Por qué no habré nacido en España?

Programas como el de Pablo Motos "El Hormiguero" nos acercan la actualidad con mirada refrescante, sin caer en lo grotesco ni en una crítica simplona, lleva al espectador a reír y sonreír gracias al derroche de ingenio que se palpa en el programa.

El tema horarios trae de cabeza a las familias. Compaginar vida familiar y laboral no es un asunto menor. Quiero señalar que la persona que vive sola tiene también su vida familiar. A veces nos olvidamos de ello.

Sin lugar a dudas, aquello de ponerse en el lugar de los demás (empatía) se deja para otro momento cuando uno es 'patrono'. Y también cuando uno es asalariado puede que siga la ruta poco apropiada que vemos en la imagen.

Enlazando con el tema que he propuesto -'desaprender'-, esta semana he asistido a dos sesiones de cine que guardan relación con la empatía, que viene a ser lo mismo que "dejar atrás" lo de mirarse el ombligo.

Ayer, jueves, dentro del programa "aula de cinema" de la Universidad de Valencia, Cáncer: el reto de las mil caras, se pasó la conocida película EL DOCTOR, donde se pone de manifiesto la posición fría y distante de aquellas personas que se aislan y endiosan en su técnica profesional (en este caso, médica) y cómo cambia la visión de los comportamientos al convertirse en un paciente por el cáncer que padece.

El miércoles, en el TALLER: CINE Y PENSAMIENTO, con el profesor Jesús Alcolea Banegas (Universidad de Valencia, Departamento de Lógica y Filosofía de la Ciencia), vimos LA VENTANA INDISCRETA con objeto de seguir el método de observar, razonar y deducir, y debatir sobre ello. Aquello de miro desde mi posición, mi particular visión ¿es la única, es real?

Salir y aprender es una de las fórmulas mágicas para mantener un cuerpo ágil. Sí, ágil: caminas; subes y bajas de los transportes públicos; te sientas en diferentes butacas y sillas; adoptas las posturas adecuadas para mantener tu esqueleto en condiciones saludables; ...

¿Lo habías pensado? También cuando se está sentado delante del ordenador hay que pensar en la postura adecuada a uno mismo. ¡Aquí no hemos de adoptar las maneras de hacer de otros!