Cómo utilizar la información, cómo interpretarla y cómo transformarla en conocimiento, es uno de los retos para una sociedad cuyos medios de comunicación al uso peléan por pedir a los políticos que expliquen lo evidente, lo que se puede inferir de los hechos.
Y es que nos hemos pasado tanto tiempo sin utilizar las neuronas para reflexionar, demasiadas horas viendo contenidos audiovisuales con mensajes placebo, interminables momentos de vacío mental ante la vacuidad de nuestros dirigentes que hemos dejado que la 'pereza' intelectual se instale cómodamente en nosotros.
Sólo así se entiende el quehacer de nuestros informadores, metidos en juzgar sin que medie reflexión alguna cuando algo a sus entendederas no cuadra como quisieran. Se enzarzan unos y otros en estériles batallas dialécticas.
El desencanto que muestra la sociedad es fruto de su adormecido desarrollo intelectual. No se palía el hambre sin alimento. Tampoco se tiene empuje sin actividad mental. La que tenía el pueblo en su sentido común.
Ahora, entre tanto técnico y tantos letrados, andamos iletrados en materia de entendederas. Va siendo hora de aprender a ser persona. Tanta ciudadanía nos ha traído estos lodos.
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