Los cuentos son magníficos aliados en la transmisión de valores, de los comportamientos que puedan ayudar a mejorar a las personas desde la infancia.
Recojo uno de esos relatos que incluyo en el libro 'El parto de la burra'.
En cierta ocasión, rabí Zusia se mostró a sus discípulos con los ojos enrojecidos de tanto llorar, y el rostro pálido y angustiado.
—¿Qué le pasa rabí? ¡Parece conmovido!—le dijeron los discípulos.
—Es que tuve una visión —respondió Zusia—. Y en ella me enteré de la pregunta que los ángeles me harán cuando me pidan cuenta de mi vida.
Los discípulos se miraron entre sí desconcertados. Al fin, uno dijo:
—Rabí, usted es un hombre piadoso, generoso y humilde que ha ayudado con su generosidad y lucidez a muchos de nosotros. ¿Qué pregunta puede hacerle nadie acerca de su vida que pueda preocuparle tanto?
Rabí Zusia elevó sus ojos al cielo y le dijo:
—Me he enterado de que los ángeles no me preguntarán: ¿por qué no fuiste un Moisés arrancando a tu pueblo de la esclavitud?
Sus seguidores insistieron:
—¿Qué le preguntaran entonces?
Rabí Zusia suspiró y les contestó:
—Me he enterado que los ángeles no me preguntarán ¿por qué no fuiste un Josué conduciendo a su pueblo a la Tierra prometida?
Uno de sus seguidores apenado se le acercó, lo miró fijamente a los ojos y preguntó:
—¿Qué le preguntarán los ángeles, entonces?
—Me dirán: Zusia, hay una sola cosa en el mundo que ningún poder del cielo o la tierra tendrían que haberte impedido ser. Me dirán: Zusia, ¿por qué no fuiste Zusia?
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