Son variados y diversos los eventos que se celebran en las ciudades con entrada libre. 'Libre'. Concepto que se liga al pensamiento. Pero, ¿somos capaces de pensar? ¿Cuándo lo hacemos y dónde y por qué y?...
Se presupone que el acto de pensar tiene que estar relacionado con la observación. Entonces, el acto de pensar ha de relacionarse con ponerse en situación de observar lo que hago y lo que hacen los demás, lo que sucede en mi entorno y conocer el estado de la Naturaleza. Es lo que hacen filósofos, científicos y cualquier persona del pueblo que se interese por el conocimiento en su vasta amplitud. Ahora bien, el cómo, cuándo, por qué, dónde..., es una cuestión personal e intransferible.
Las inquietudes que la persona manifiesta desde la infancia, cómo las encauza y lleva a la práctica perduran en el tiempo más allá de las vicisitudes a las que haya de hacer frente. Quiero decir que, el manido argumento de que estoy muy atareado y no tengo tiempo, es una forma de trampa personal para dejar de hacer. Y esto lo sabemos desde niños.
Sin embargo, a la hora de tomar decisiones, queremos ser escuchados por nuestros pensamientos, diríamos, poco contrastados.
Las inquietudes que la persona manifiesta desde la infancia, cómo las encauza y lleva a la práctica perduran en el tiempo más allá de las vicisitudes a las que haya de hacer frente. Quiero decir que, el manido argumento de que estoy muy atareado y no tengo tiempo, es una forma de trampa personal para dejar de hacer. Y esto lo sabemos desde niños.
Sin embargo, a la hora de tomar decisiones, queremos ser escuchados por nuestros pensamientos, diríamos, poco contrastados.
¿Cómo estar al día de los argumentos de unos y los otros si asistimos únicamente a aquellos actos u actividades que nos son afines?
Esta tarde, y en la jornada de mañana, se celebra en Valencia el encuentro "católicos y vida pública".
No sé si asistirá gente dispuesta a pensar, 'repensar' (como dicen los dirigentes y no dirigentes para lograr el cambio que no saben cómo acometer), como digo, no sé a quién me encontraré ahí esta tarde. Pero opino que para hablar de algo hay que escuchar, a ser posible mejor aún que leer, puesto que los matices del discurso se perciben desde todos los sentidos y al leer perdemos el auditivo, entre otros.
¡Hay tanto por hacer, tanto por descubrir!
¿Qué hacemos aquí parados? ¿Qué nos mueve?, o quizá la pregunta sea ¿nos mueve algo de valor crematístico?
¿Qué hacemos aquí indignados?, quizá nos hemos de cuestionar sobre nuestro porqué, y no dedicarnos a lanzarnos a la deriva por la vía de otros.
Es mi asignatura pendiente que ahí se queda: los idiomas, en concreto el Inglés. Menos mal que las imágenes y el chapurreo del idioma hacen que se pueda comprender la información que enlazo, y que tiene que ver con la cuestión inicial ¿QUÉ HACEMOS AQUÍ?
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