Ayer, en cualquier medio de comunicación, se daban noticias relacionadas con los derechos de la infancia; se hablaba de los objetivos alcanzados y de los proyectos de aquí al año 2020.
Hoy, quiero recordar una escultura: “Monumento al niño no nacido”
obra realizada en piedra (la madre) y en cristal (el hijo) por el joven escultor eslovaco Martín
Hudáčeka, previa solicitud de un grupo de mujeres jóvenes eslovacas conscientes
del valor de la vida. Etérea la figura del pequeño que transparenta el dolor de una madre que,
calladamente, sufre la lejanía del hijo no nacido.
Y como vienen haciendo las organizaciones por la vida, quiero seguir con el tema de ayer: el derecho a la vida.
Entrar en este asunto requiere posicionarse sobre el aborto y la eutanasia. Digo bien posicionarse, porque es de lo que hoy andamos escasos entre una población que confunde el concepto de "tolerancia": "mientras a mí no me atañe, hallá cada cual con su conciencia".
Triste resultado estamos teniendo con pensamientos de tolerancia "a mi manera". La tolerancia, como práctica de la empatía y la asertiviad, tiene sus lindes; y así los describo en uno de los poemas del libro "Escalerita al cielo":
LOS LINDES DE LA TOLERANCIA
Tolerancia/
discreta facultad de comunicación social/ que cuenta con dos compañeras de
fatigas/ empatía y afirmación.
Si
por la empatía reconocemos dónde le duele al otro/ la afirmación nos dice cómo
ha de darse la respuesta al prójimo.
Tolerar
no es sinónimo de transigir, pasar, consentir, aguantar/…/ la tolerancia tiene
sus lindes.
El
genio/ entendido como disposición y aptitud grande para una cosa/…/
La
humildad/ valorada como la actitud que deriva del conocimiento del propio
potencial/…/
La
sencillez/ como actitud de la persona que actúa sin malicia/…/
Conforman
la tolerancia.
Se posicionan también personas del ámbito de las matemáticas, como Alexander Tsiaras. Angela Baraquio (Miss América 2001) lo hace desde las aulas y en los medios de comunicación.