¡Genial! En el vídeo que comparto del DoctorResaca, en clave de humor, se pone de manifiesto los malos entendidos que surgen de la comunicación, sin que uno lo pretenda.
Se muestra en él la relevancia de los mensajes escritos: por dónde comienzo a leer un mensaje, cómo lo interpreto (lo hago mío), hace pensar en cómo gestiono mis propios miedos, los fantasmas que pueblan la mente y que impiden realizar una segunda lectura de los hechos.
Materiales audiovisuales como este (ya sin acento porque así lo propone el Diccionario de la Real Academia Española), nos sirven a los educadores para trabajar el reconocimiento de las propias carencias afectivas. Si quiere, puede hacer una prueba.
Sin que medie explicación, visione el vídeo junto a jóvenes adolescentes y promueva luego un diálogo partiendo de dos o tres cuestiones como las siguientes:
- ¿Qué final le pondrías a la historia?
- ¿Cuál habría sido tu reacción?
- ¿Cuando comunicas tus sentimientos, te expresas con claridad?
La educación del menor pasa por hablar y hablar con ellos, escucharles de forma activa; pasa por sentarles de niños en el regazo y leerles cuentos, contarles sus historias favoritas, alimentar su imaginación..., pasa por dejarles que se expresen, que se equivoquen y que aprendan a enmendar sus equivocaciones.
Los adultos somos responsables de la sociedad que vamos construyendo, y si no tenemos tiempo para lo relevante, los niños, después vendrán las lamentaciones y las quejas. Ya lo decía Pitágoras, Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres.