Hoy, día 8 de marzo, se pone énfasis en los derechos de la mujer trabajadora. ¡Cruel calificativo el de 'trabajadora'!, pues, se liga peligrosamente al concepto de contraprestación económica para considerar trabajo a una actividad que las mujeres llevan realizando como un rol de la civilización que nos ha traído hasta aquí.
Quienes inician estos temas de enarbolar banderas en pos de unos derechos, cuales quiera, se suelen mover en un terreno de arenas movedizas: las ideologías.
Luego, en la calle, agitan unas 'ideas' que, de ser analizadas desde el razonamiento, no pasan la prueba de la lógica.
El apelativo 'trabajador' 'trabajadora' puede que sea significativo para el hombre, pero no así para la mujer que es productiva de sol a sol; y ni te cuento lo que llega a trabajar en la edad de jubilación.
En todo caso, las mujeres vemos bien que se remunere el trabajo en el hogar: puede haber diferentes formas para lograr este objetivo, una de ellas se podría plantear desde la desgravación fiscal: bien pudiendo desgravarse lo que se gasta al contratar a una persona al cuidado de la casa (afloraría economía sumergida), o bien pudiéndose desgravar un determinado salario previsto en función del número de horas que la mujer dedica al cuidado de los suyos.
Lo mismo ocurre con el asunto del aborto. Siempre que se habla de este tema, se concluye una premisa: es un derecho de la mujer. También esta afirmación tiene nada que ver con la lógica.
Si el niño nace, la mujer puede ejercer el derecho de solicitar ayuda económica al sujeto que la haya embarazado.
Si la mujer decide abortar, el sujeto que la haya embarazado tiene sus derechos conculcados.
Desde luego, quienes se alejan de cualquier toma de decisión en un tema tan relevante como lo es la procreación, son los hombres.
Muchas mujeres hemos dicho a lo largo del tiempo que, la ley del aborto es uno de esos logros masculinos de zafarse de cualquier responsabilidad ante un acto en el que manifiestamente han participado, y con sumo placer.
Sin duda, la sensibilidad ha de manifestarse hacia la mujer que se enfrente a un embarazo imprevisto. Seguro que por su cabeza pasan mil y una preguntas a las que hay que dar respuesta desde diferentes ámbitos. Aunque lo primero sea ella, están luego él (padre) y las familias. Y no hablo del ser vivo que la mujer lleva en su útero. Enlace.
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