¡Cuántos recuerdos de la niñez traen esperanza a unas personas, y desasosigo a otras!
Hoy quiero que los recuerdos de aquellas madres que ya no nos pueden rozar con su piel, que ya no están, dejen en nosotros esperanza de amor. Y lo hago con un poema que me llegó con el título ALTA COSTURA, y un vídeo entrañable del día de la madre, 2010.
En la tela de la historia familiar, las manos de mi madre...
reforzaron costuras para que nos sostuvieran ante cualquier tirón de la vida,
enhebraron el hilo que une las partes del molde, sin olvidar que cada una es distinta a la otra y que juntas hacen el todo…como la familia,
estiraron dobladillos para que pudiéramos crecer, para que no nos quedaran cortos los ideales,
zurcieron desgarros para que volviéramos a usar el corazón, sin hilachas de resentimientos,
unieron retazos para que tuviéramos una manta de origen que nos cubriera,
aseguraron presillas y botones para que estuviéramos unidos, para que no perdiéramos la esperanza,
aplicaron elásticos para que asumiéramos con amplitud los cambios que nos piden los años,
bordaron maravillas para que la vida nos sorprendiera con sus continuas entregas de belleza,
cosieron bolsillos para guardar en ellos las monedas valiosas, los mejores recuerdos…y mi identidad,
cuando estaban quietas, cuidaban mis sueños para darme diseño su polvo de estrellas,
me sostuvieron con sus hilos de maga cuando me asomaba a la vida… ¡para empezar a vestirla!
Las manos de mi madre, no abandonaron su trabajo. Y sé muy bien que hoy, donde estén, enhebran oraciones para mi…
Y yo... ¡Yo las beso como si estrenara bendiciones.
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