Lazos de Alma

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miércoles, 4 de septiembre de 2013

EN VÍSPERAS DE LA ESTACIÓN OTOÑAL CAMBIANTE...

De muchos es conocido aquello de "al mal tiempo, buena cara".

Y también es sabido que el retorno a las actividades cotidianas supone una sobrecarga emocional a tener en cuenta.

En todo caso, aquellos que tengan las pilas cargadas pueden ayudar a los suyos motivando desde la comprensión.

Lo de la 'motivación' viene a ser una muletilla que se aplica igual a un roto que a un descosido; y no es lo mismo un roto que un descosido.

Pensando en ello, he preparado un esquema donde razono cuatro motivos por los que motivar.


Los más pequeños no se escapan a esa necesidad de comprensión motivadora. Siendo importante la firmeza en la conducta de los educadores, no lo es menos la delicadeza y ternura en el trato.

Como ayer y hoy, tal vez mañana la conducta agresiva siga siendo una asignatura pendiente de erradicar que daña las relaciones y destroza la autoestima de muchos escolares. En los telediarios se pueden ver estos días las mal llamadas 'novatadas' entre universitarios.

De siempre, y ahora si cabe aún mucho más, me preocupa la educación del menor en cuanto al carácter se refiere. Ocuparse de los pequeños es cosa primera de los padres, le sigue la escuela y en lugar aparte podemos situar al resto de familiares y amigos, en contacto directo con el menor.

Me pregunto:
Cómo nos dirigimos al pequeño, cómo le escuchamos, cómo le tratamos al corregirlo  cómo saludamos sus éxitos, cómo jugamos con él, cómo le mostramos nuestras equivocaciones, cómo le dejamos que valores sus fallos,...y, lo más relevante, sabemos cómo se siente él ante nosotros.


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