Pongo en cuestión el título de la entrada en el blog "una batalla sin resolver".
Yo lo cambiaría por "El amor, una herramienta para compreder".
Todos sabemos que para dar respuesta, a cualquier interrogante que nos planteemos, hemos de equiparnos con herramientas - ciencia, tecnología, teorías, etc. - adaptadas a la situación específica a resolver.
Por ejemplo, conocer la morfología del fondo oceánico, no es posible sin el empleo de radares ultrasónicos. Ni siquiera sólo con ésto, ¿verdad?.
Tampoco podemos usar un telescopio para explorar y entender las costumbres nocturnas de los leones de la sabana africana.
Sencillamente NO se puede intentar resolver las preguntas trascendentales ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?, con la razón como único instrumento. Aunque ésta será de gran ayuda.
Creo que la razón no es siquiera el instrumento más necesario en este caso.
Para intentar responder hay que quitarse las gafas de la soberbia y del egoismo, y ponerse las gafas del amor.
Es entonces cuando empiezas a comprenderlo todo.
No hay mayor ciego que el que, por soberbia o por pereza, no quiere ver.
Ya nos lo dejó dicho, una vez y para siempre, Jesús hace tiempo. Sólo hay que confiar en Él.
Gracias por tus certeros argumentos. Efectivamente, es el amor el encargado de quitarnos las anteojeras del orgullo. Sin embargo, el alcanzar ese estado de perfección que supone amar sin condiciones, en mi opinión, se abre a cualquier persona creyente o no. Con esto no pretendo ignorar el apoyo del amor del Padre que sentimos en nosotros a través de Jesús y de María. Mi intención cuando dejo en abierto un pensamiento es que cualquiera que lo lea se sienta acogido fuera de sus convicciones personales. Un abrazo.
2 comentarios:
Hola Marigel.
Pongo en cuestión el título de la entrada en el blog "una batalla sin resolver".
Yo lo cambiaría por "El amor, una herramienta para compreder".
Todos sabemos que para dar respuesta, a cualquier interrogante que nos planteemos, hemos de equiparnos con herramientas - ciencia, tecnología, teorías, etc. - adaptadas a la situación específica a resolver.
Por ejemplo, conocer la morfología del fondo oceánico, no es posible sin el empleo de radares ultrasónicos. Ni siquiera sólo con ésto, ¿verdad?.
Tampoco podemos usar un telescopio para explorar y entender las costumbres nocturnas de los leones de la sabana africana.
Sencillamente NO se puede intentar resolver las preguntas trascendentales ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?, con la razón como único instrumento. Aunque ésta será de gran ayuda.
Creo que la razón no es siquiera el instrumento más necesario en este caso.
Para intentar responder hay que quitarse las gafas de la soberbia y del egoismo, y ponerse las gafas del amor.
Es entonces cuando empiezas a comprenderlo todo.
No hay mayor ciego que el que, por soberbia o por pereza, no quiere ver.
Ya nos lo dejó dicho, una vez y para siempre, Jesús hace tiempo. Sólo hay que confiar en Él.
Gracias por tus certeros argumentos. Efectivamente, es el amor el encargado de quitarnos las anteojeras del orgullo.
Sin embargo, el alcanzar ese estado de perfección que supone amar sin condiciones, en mi opinión, se abre a cualquier persona creyente o no.
Con esto no pretendo ignorar el apoyo del amor del Padre que sentimos en nosotros a través de Jesús y de María.
Mi intención cuando dejo en abierto un pensamiento es que cualquiera que lo lea se sienta acogido fuera de sus convicciones personales.
Un abrazo.
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