Lazos de Alma

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miércoles, 31 de agosto de 2011

¿CONCIENCIA, O COCCIÓN?

No sé si conocen La historia de una ranita, del filósofo Olivier Clere. A través de la metáfora, el autor pone en evidencia las funestas consecuencias de la no conciencia del lento cambiar.

Esta historia comienza en una cacerola llena de agua fría donde nada tranquilamente una ranita. Un pequeño fuego se enciende bajo la cacerola, y el agua comienza a calentarse lentamente. Poco a poco, el agua se va poniendo tibia. Y la ranita sigue nadando porque le agradan esas aguas. La temperatura del agua sigue subiendo…, ahora el agua está más caliente de lo que la ranita pueda gozar; para entonces, se siente un poco cansada aunque no se asusta. Cuando el agua está verdaderamente caliente, la ranita comienza a encontrar esto desagradable; en esos momentos está muy debilitada y no hace nada tan solo soporta y soporta… La temperatura del agua continúa subiendo, y la ranita termina simplemente cocinándose y muriendo.

Ahora viene la moraleja: Si la misma ranita hubiera entrado directamente en el agua a cincuenta grados centígrados, con un golpe de sus patas, inmediatamente habría saltado fuera de la cacerola. Esto demuestra que, cuando un cambio viene de un modo suficientemente lento escapa a la conciencia y no provoca en la mayor parte de los casos ninguna reacción, ninguna oposición, ninguna revuelta… El martilleo continuo de informaciones por parte de los medios satura los cerebros, que no están ya en condiciones de distinguir las cosas.

Por lo visto, parece que todo se pueda cocinar: desde la eutanasia a las legalizaciones de organizaciones terroristas, los gobiernos de los estados democráticos hacen de su capa un sayo mientras unos indignados cumplen con el mandato de templar gaitas lo que equivale a organizar una revuelta dirigida a sumergir a la ranita en aguas turbulentas; a río revuelto ganancia de pescadores.

Por mi parte digo no, gracias. A mí no me cocinan. Elijo la ruta de la conciencia.

martes, 30 de agosto de 2011

PENSAMIENTOS

A veces te llegan en los correos hermosas imágenes que te hacen meditar.
A mí me sucede a menudo; y hoy he puesto por escrito los sentimientos que 'veo'.